Número de visitas

domingo, 18 de noviembre de 2012

Miliki y en busca de la inocencia perdida


La muerte de Miliki nos produce a muchos –los que compartimos ya una cierta edad- tristeza. Es fácil recordar esas tardes en las que, tras llegar del colegio, te ponías a ver los payasos de la tele como expresión máxima del mejor plan a realizar.

Cuando se echa la vista atrás y analizamos los planes que hacíamos cuando éramos niños solemos afirmar que no había tantas posibilidades como ahora cuando tocaba el momento de divertirse. No estoy de acuerdo con esa afirmación. Quizás teníamos menos posibilidades técnicas pero poseíamos imaginación y creatividad para pasárnoslo bien con nuestros amigos. Ahora, ocurre lo contrario. 

Pero no quisiera llevar mi reflexión sobre esas cuestiones sino sobre un asunto que me parece de capital importancia y que regresa a mi mente con mucha frecuencia. Hoy, con la muerte de Miliki, este asunto ha recobrado en mí más consistencia y la necesidad de compartirlo.

Creo que cuando éramos niños, éramos inocentes. Y quisiera quitarle, a ese calificativo, cualquier aspecto peyorativo. Esa inocencia no era señal de restricciones intelectuales y/o morales. Dicho más claro para que se comprenda: No hacíamos ciertos planes porque fuéramos tontos o porque nos fuéramos a condenar en el infierno si lo hacíamos. Ver esa inocencia bajo esos dos parámetros es reflejo de un análisis torcido y mal intencionado.


La inocencia que quiero describir es bien sencilla: nos educaban sabiendo respetar los tiempos que tiene la vida para cada cosa. Eso es la inocencia. Hacer lo que no te corresponde a los doce años, por ejemplo, si que es torcido y mal intencionado.

Creo que por esa inocencia, así entendida, nos gustaban los payasos de la tele. Al recordar a Miliki recuerdo a mi padre y cómo nos enseñaba a descubrir la realidad de la vida a la edad adecuada. Eso nunca lo olvidaré como no olvidaré nunca, supongo, las canciones de los payasos de la tele.

Disfrutar con la gallina Turuleca está años luz, afortunadamente, de disfrutar con un botellón acordado vía redes sociales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario