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domingo, 29 de septiembre de 2013

No se educa con frases huecas

Hay frases que suelen repetir los padres que deben ser interpretadas, de manera adecuada, por los hijos. Suelen ser frases hechas que muestran, en definitiva, el cariño incondicional que se tiene por ellos.

Sin embargo, y a fuerza de repetirlas sin más, creo que pueden convertirse en un bumerán que nos golpee en la frente con los años. En educación, para bien o para mal, el tiempo es el mejor o peor aliado.

Frases como: tu única obligación es estudiar, te apoyamos en todos tus sueños, aprovecha el tiempo para que el día mañana seas alguien, estudia que nadie regala nada, etc. Insisto: está claro lo que queremos decir con ellas; nos preocupan los hijos e intentamos acertar y obrar con rectitud.

Pero, escarbando un poco, quizás descubramos que, de rebote, o sin él, puedan significar y conseguir lo contrario de lo que se pretende.

 
Si el estudio es la única obligación, empequeñecemos al ser humano; si apoyamos sueños imposibles, nos lo echarán en cara cuando no lo consigan; el tiempo se aprovecha para ser útiles a los demás y sé es alguien si uno es bueno; estudiamos para regalar a los demás lo que hemos aprendido con esfuerzo.

Wittgenstein, tan brillante pensador como difícil de descifrar su pensamiento, afirmó que los límites del mundo son los límites de nuestro lenguaje. Cuando ese lenguaje se ha vuelto hueco, lleno de frases hechas, y sin contenido, los que se verán limitados serán los hijos.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Alicia en el Google de las maravillas

El encuentro entre Alicia y la Reina blanca en Alicia a través del espejo supone un resumen perfecto de esta obra de Lewis Carroll escrita en 1871. No considero que las aventuras de Alicia a través del espejo sean una continuación de Alicia en el país de las maravillas.

Alicia a través del espejo si que supone todo un juego metafísico en el que la realidad tiene que desandarse, verse desde atrás hacia delante, para ser interpretada y asimilada.
 
Centrémonos en la encantadora Alicia –que sueña con convertirse en reina porque es un peón- y la estrafalaria reina que repite, machaconamente, pan y mantequilla, pan y mantequilla.

Alicia arregla el pelo deshilachado de la reina. Ésta, aparentemente agradecida, propone contratarla como doncella con unos honorarios curiosos: a dos reales la semana y mermelada un día sí y otro no.

Alicia responde que no se ve de empleada y que, además, no le gusta la mermelada. Y que, en todo caso, no le apetece tomar, hoy, esa prometida mermelada. El diálogo continúa con el típico enredo lógico de la imposibilidad de que el día de hoy llegue en algún momento.

-Hoy es cuando no podrías tenerla ni aunque te apeteciera -atajó la Reina-. La regla es: mermelada mañana y ayer pero nunca hoy.
-Alguna vez tendrá que tocar «mermelada hoy» -objetó Alicia.
-No, no puede ser -refutó la Reina- Ha de ser mermelada un día sí y otro no: y hoy nunca puede ser otro día, ¿no es cierto?
-No, no comprendo nada -dijo Alicia- ¡Qué lío me he hecho con todo eso!

Y es aquí cuando la reina explica a Alicia el por qué de su incapacidad para comprender el asunto.

-Eso es lo que siempre pasa cuando se vive marcha atrás -le explicó la Reina amablemente- Al principio se marea siempre una un poco...
-¡Viviendo marcha atrás! -repitió Alicia con gran asombro- ¡Nunca he oído una cosa semejante!
-Pero tiene una gran ventaja y es que así la memoria funciona en ambos sentidos.
-Estoy segura de que la mía no funciona más que en uno -observó Alicia- No puedo acordarme de nada que no haya sucedido antes.
-Mala memoria, la que sólo funciona hacia atrás -censuró la Reina.

 
 
Esta posibilidad –la memoria que funcionara en dos direcciones- daría contenidos para interesantes reflexiones antropológicas y psicológicas pues no sería posible el olvido. Pero quisiera, brevemente, encauzarlas hacia la sociedad mediática en la que vivimos y la actividad política.

Los avances tecnológicos concretados en todo lo referente a Internet han posibilitado esa memoria en dos direcciones. Es fácil traer, a antojo, hacia delante y hacia atrás cualquier hecho, suceso o declaración para, en la mayoría de los casos, producir el escarnio de cualquier dirigente político. O, dicho de manera más gráfica, es imposible tapar nada cuando la memoria está disponible en un solo click.

La memoria en dos direcciones posibilita la transparencia o, más bien, obliga a ella. La clase política necesita, con urgencia, abandonar esa incapacidad de compresión de Alicia a través del espejo. La única manera de comprender a la reina –extravagante pero sabia- es comprender que se vive en el Google de las maravillas, ese mundo en el que siempre es hoy y nunca ayer o mañana.

sábado, 14 de septiembre de 2013

La LOMCE y La escuela de Atenas

Con apenas 25 años, Rafael recibe el encargo, por parte del Papa Julio II, de decorar cuatro salas situadas en el segundo piso del Palacio Apostólico. Estas cuatro salas fueron decoradas por Rafael y sus discípulos entre 1508 y 1524.

Una de esas salas era la Stanzza della Signatura que albergaba la biblioteca de Julio II. Cuatro frescos dedicados al derecho, la teología, la poesía y la filosofía, convertirán esa sala en algo más que un lugar dedicado a la firma de decretos papales. La virtud y La ley dedicados al derecho, La disputa del sacramento a la teología, El parnaso a la poesía y La escuela de Atenas a la filosofía convertirán esta sala –y el conjunto de las estancias, Estancias de Rafael- en un fiel reflejo de la mentalidad humanística del Renacimiento.

La escuela de Atenas es, sin duda, una de las pinturas más emblemáticas de la creación artística de Rafael Sanzio. Un nutrido grupo de filósofos, científicos y matemáticos de la época clásica se reparten el espacio al cobijo de Apolo, que simboliza la Razón, y de Atenea que simboliza la Sabiduría.

Los que no somos expertos en arte, y nos conformamos con una cierta cultura artística, nos sorprendemos al contemplar como la situación descrita queda enmarcada en un templo romano dominado por la perspectiva y como presiden el espacio, para así darle sentido, los dos primeros grandes pensadores de la humanidad: Platón y Aristóteles.

Platón señala con uno dedo hacia arriba y sostiene, con la otra mano su Timeo. Aristóteles tiende una de sus manos hacia la tierra y, con la otra, sostiene su Ética a Nicómaco.

El significado de esta simbología es claro para cualquier persona que tenga un mínimo de conocimientos filosóficos. Platón nos sugiere que lo que captamos por los sentidos es solo apariencia de realidad; por eso señala hacia arriba. Aristóteles enmienda la plana a su maestro y, por eso, señala hacia la tierra, lo sensible, como única realidad posible.


Lógicamente, este juego simbólico da para mucho más y podrían aducirse otras posibilidades. Mucho más daría de sí la reflexión al intentar dilucidar el por qué del Timeo y de la Ética a Nicómaco. No entraremos en esa cuestión pues el objeto de esta entrada persigue otro tipo de reflexiones.

En La Escuela de Atenas, Rafael caracteriza a algunos de estos pensadores con rasgos físicos propios de personajes de su época. Aparecen Miguel Ángel, Bramante o el propio Rafael en una situación interesante: mira a los que contemplamos el cuadro.

El mensaje renacentista de Rafael, al utilizar este juego artístico, es claro: los artistas dejan de ser artesanos para convertirse en creadores, en sabios, al mismo nivel que los grandes genios del pensamiento.

La LOMCE, al desterrar a la filosofía de los planes de estudio, podría dar lugar, con el paso de los años y si la ley llega a consolidarse, al triste espectáculo de convertir en incompresible La escuela de Atenas.

O, aún peor. Un posible cuadro, al que podríamos denominar La escuela de la LOMCE, podría situar a adivinos, pitonisas y demás ralea, en el centro del cuadro y a Platón y Aristóteles en el lugar ocupado por Apolo y Atenea. El mensaje también es claro: el pensamiento al mismo nivel que los charlatanes. O, dicho de otra manera. Evitemos que las nuevas generaciones posean espíritu crítico.

domingo, 1 de septiembre de 2013

La filosofía en tacitas

Shopenhauer escribió que la risa no tiene otra causa que la incongruencia repentinamente percibida entre un concepto y el objeto real que por él es pensado en algún respecto, y es sólo expresión de tal incongruencia.

Traducido a términos entendibles, podríamos afirmar que nos reímos porque nos damos cuenta, de repente, de una incongruencia entre lo que creemos que es algo y que, finalmente, no lo es. Un chiste es la mejor manera de explicar esto. Un hombre es atropellado cada cinco minutos en tal capital. Si se afirma, a continuación, que ese pobre hombre estará destrozado por tanto atropellamiento nos reímos –o sonreímos pues el chiste es malo- al captar la incongruencia.

También sobre la misma cuestión, Inmanuel Kant afirmó que la risa es la emoción que nace de la súbita transformación de una ansiosa espera en nada. Siguiendo con la traducción a expresiones comprensibles y forzando la argumentación para unir ambas tesis filosóficas, afirmaremos que nos reímos una vez captada la incongruencia y lo que hace que esa risa sea útil, por sí misma, es que se resuelve en nada, es decir, la risa tiene valor por sí misma.

Si sustituimos la risa por la reflexión, todo lo afirmado anteriormente sigue teniendo sentido pues el pensamiento, la actividad filosófica, es útil aunque, en ocasiones, no se resuelva en nada.

Que gran revolución argumentativa sobre el concepto de lo útil pues pensar que la utilidad tiene que ser siempre traducible a términos prácticos y de progreso material es una forma encubierta de empobrecernos como personas.

Hace ahora un año dediqué una Entrada a las Tacitas de filosofía, sección veraniega de La rosa de los vientos en Onda Cero Radio. Este verano, han vuelto estas Tacitas de de la mano de Jorge Sánchez-Manjavacas.
 

Unos minutos de reflexión filosófica, en las madrugadas veraniegas del fin de semana, que nos recuerdan que cuestionarnos las cosas, con sentido critico, nos hace  mejores y, por tanto, necesariamente útiles.

Es de agradecer a Martín Expósito -responsable de verano de La rosa de los vientos- esta apuesta por la filosofía –denostada en los futuros planes educativos- y a Jorge por su buen hacer ya que sus tacitas cumplen con el gran objetivo de la filosofía: recordar que lo útil es la sonrisa del que sabe mirar la realidad con ojos distintos.