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domingo, 22 de septiembre de 2013

Alicia en el Google de las maravillas

El encuentro entre Alicia y la Reina blanca en Alicia a través del espejo supone un resumen perfecto de esta obra de Lewis Carroll escrita en 1871. No considero que las aventuras de Alicia a través del espejo sean una continuación de Alicia en el país de las maravillas.

Alicia a través del espejo si que supone todo un juego metafísico en el que la realidad tiene que desandarse, verse desde atrás hacia delante, para ser interpretada y asimilada.
 
Centrémonos en la encantadora Alicia –que sueña con convertirse en reina porque es un peón- y la estrafalaria reina que repite, machaconamente, pan y mantequilla, pan y mantequilla.

Alicia arregla el pelo deshilachado de la reina. Ésta, aparentemente agradecida, propone contratarla como doncella con unos honorarios curiosos: a dos reales la semana y mermelada un día sí y otro no.

Alicia responde que no se ve de empleada y que, además, no le gusta la mermelada. Y que, en todo caso, no le apetece tomar, hoy, esa prometida mermelada. El diálogo continúa con el típico enredo lógico de la imposibilidad de que el día de hoy llegue en algún momento.

-Hoy es cuando no podrías tenerla ni aunque te apeteciera -atajó la Reina-. La regla es: mermelada mañana y ayer pero nunca hoy.
-Alguna vez tendrá que tocar «mermelada hoy» -objetó Alicia.
-No, no puede ser -refutó la Reina- Ha de ser mermelada un día sí y otro no: y hoy nunca puede ser otro día, ¿no es cierto?
-No, no comprendo nada -dijo Alicia- ¡Qué lío me he hecho con todo eso!

Y es aquí cuando la reina explica a Alicia el por qué de su incapacidad para comprender el asunto.

-Eso es lo que siempre pasa cuando se vive marcha atrás -le explicó la Reina amablemente- Al principio se marea siempre una un poco...
-¡Viviendo marcha atrás! -repitió Alicia con gran asombro- ¡Nunca he oído una cosa semejante!
-Pero tiene una gran ventaja y es que así la memoria funciona en ambos sentidos.
-Estoy segura de que la mía no funciona más que en uno -observó Alicia- No puedo acordarme de nada que no haya sucedido antes.
-Mala memoria, la que sólo funciona hacia atrás -censuró la Reina.

 
 
Esta posibilidad –la memoria que funcionara en dos direcciones- daría contenidos para interesantes reflexiones antropológicas y psicológicas pues no sería posible el olvido. Pero quisiera, brevemente, encauzarlas hacia la sociedad mediática en la que vivimos y la actividad política.

Los avances tecnológicos concretados en todo lo referente a Internet han posibilitado esa memoria en dos direcciones. Es fácil traer, a antojo, hacia delante y hacia atrás cualquier hecho, suceso o declaración para, en la mayoría de los casos, producir el escarnio de cualquier dirigente político. O, dicho de manera más gráfica, es imposible tapar nada cuando la memoria está disponible en un solo click.

La memoria en dos direcciones posibilita la transparencia o, más bien, obliga a ella. La clase política necesita, con urgencia, abandonar esa incapacidad de compresión de Alicia a través del espejo. La única manera de comprender a la reina –extravagante pero sabia- es comprender que se vive en el Google de las maravillas, ese mundo en el que siempre es hoy y nunca ayer o mañana.

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