El
fin no justifica los medios. Una acción será loable si fines y medios son
buenos. Si una de las dos partes no lo es, la acción en su conjunta merecerá
desaprobación. La acción humana es fácil de enjuiciar desde esta sencilla
premisa pues permite no solo analizar las acciones sino, también, la omisión de
las mismas.
Así,
por ejemplo, el conductor que se da a la fuga, tras atropellar a un ciclista,
al huir omite el deber de socorrer. Su omisión es tan culpable como su supuesta
conducción temeraria.
La
vida de los otros, película alemana de 2006 dirigida por Florian Henckel
von Donnersmarck permite, entre otras muchas interpretaciones, un análisis ético
sumamente original.
¿Puede
ser loable, desde el punto de vista ético, la omisión? Es decir, ¿es posible
hacer el bien omitiendo lo que, supuestamente, se debería hacer? ¿Puede una
omisión contribuir al bien? ¿Cómo afecta esa posibilidad al juicio moral, a los
fines y medios?
Gerd Wiesler, oficial de la temida Stasi –policía política de la desaparecida RDA- comprenderá –por razones que no desvelaremos- que la omisión es un arma poderosa para oponerse al mal.